LINEAMIENTOS BASICOS DEL PROYECTO

MANIFIESTO MONAHO

El cambio real en los Poderes de la Unión y las instituciones públicas, no avanzaran mientras sigan subordinadas a los intereses de unos cuantos. Nuestra postura es clara: el Estado mexicano ha sido secuestrado por una minoría económica y política, y esa captura es la causa principal del desastre social y moral que padecemos. Existe una República aparente: hay instituciones, leyes y discursos democráticos… pero en los hechos han sido confiscados por un pequeño grupo que decide el destino de millones.
Nuestro primer objetivo en el MONAHO— es recuperar democráticamente al Estado y devolverlo al pueblo, para que sea el promotor del desarrollo humano, político, económico y social de nuestra patria.
No todo aquel que posee riqueza es un adversario: no estamos en contra de quienes trabajan, invierten con honestidad, generan empleo y fortalecen a México. La crítica se dirige a quienes obtienen fortunas ilícitas, blindados por la corrupción, el tráfico de influencias y el abuso del poder público. Esa riqueza mal habida ha sido el motor de la desigualdad y la causa de la decadencia nacional.
El gobierno que impulsamos desde MONAHO garantizará todas las libertades: cada individuo podrá dedicarse a la actividad que mejor le convenga, pero dentro de un marco de legalidad verdadero. Se harán negocios, sí, pero no habrá influyentismo, corrupción ni impunidad. El presupuesto será realmente público; se privilegiará a los pobres; se protegerán los recursos naturales y la riqueza nacional se distribuirá con justicia. Nunca más se justificará el privilegio de unos pocos a costa de la miseria y el sufrimiento de millones.
Respecto a las reformas estructurales, con firmeza: se busca revertirlas porque no han beneficiado al pueblo. Pero no responde a una imposición con otra imposición. Consultar a la ciudadanía y respetar la decisión de la mayoría. Ese será el camino del MONAHO.
En política exterior, adoptar una postura mesurada y respetuosa. La diplomacia que propone se sustenta en la buena política interior, en la prudencia y en los principios universales: autodeterminación de los pueblos, no intervención, solución pacífica de controversias, igualdad jurídica entre naciones, cooperación para el desarrollo, defensa de los derechos humanos y protección del medio ambiente.
Atender con especial cuidado la frontera sur; ningún migrante volverá a ser tratado como mercancía humana. Garantizaremos el respeto absoluto a su dignidad.
En el plano continental, mantener relaciones de amistad y cooperación con América Latina y el Caribe. Nos conviene a México mirar al mundo con pluralidad: África, Europa, Asia y Oceanía. Diversificar nuestra política exterior romperá cadenas de dependencia y abrirá un horizonte de desarrollo justo y compartido.
Con Estados Unidos construiremos un trato basado en el respeto mutuo. La buena vecindad no puede residir en helicópteros, armas o muros; se cimenta en la cooperación para el desarrollo. Los mexicanos cruzan la frontera por necesidad, no por ambición. Y el derecho a buscar una vida digna es uno de los derechos humanos más elementales.
El MONAHO protegerá a nuestros paisanos migrantes aquí y allá.
Garantizar un auténtico Estado de Derecho. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial serán independientes, libres de presiones y subordinaciones. Impulsar un nuevo federalismo que defina con claridad la convivencia republicana entre la nación, los estados y los municipios. Defender el derecho a disentir, la libertad de conciencia y el respeto a todas las creencias. El diálogo, la tolerancia y los derechos humanos son pilares incuestionables.
Nunca más se impondrá un gobierno. Nunca más compras de votos, propaganda manipuladora o fraudes electorales. Nada y nadie estará por encima de la voluntad soberana del pueblo.
Ante la crisis que nos consume, la honestidad será nuestra tabla de salvación. Erradicar la corrupción no será un lema: será nuestra forma de vida y de gobierno. No aumentar impuestos ni hipotecaremos el futuro del país; el ahorro surgirá de arrancar la podredumbre desde la raíz.
No habrá impunidad. Se eliminará el fuero de los altos funcionarios. El presidente podrá ser juzgado por corrupción. El ejemplo vendrá desde arriba o no vendrá. El sistema anticorrupción tendrá participación ciudadana plena.
El Presidente se someterá a revocación de mandato. Si el pueblo manda, el pueblo también puede retirar el mandato. Ese es el principio ético de nuestra lucha.
A la par del combate a la corrupción, aplicaré una política de austeridad republicana. No habrá privilegios ni excesos, reducir sueldos excesivos, eliminar pensiones doradas, se venderán aviones oficiales. Gobernar será servir, no ostentar.
El desarrollo económico caminará sobre estabilidad, disciplina y responsabilidad, pero sin olvidar que la misión del Estado es garantizar empleo digno, bienestar y esperanza.
Estar convencido: eliminar la corrupción y practicar la austeridad es una revolución pacífica. El ahorro de recursos permitirá invertir en la gente, en la educación, en la salud, en el campo y en el futuro.
Para MONAHO, el pueblo no es espectador: es protagonista
Organización territorial, consciencia social, justicia redistributiva y dignidad humana. Esa es la enseñanza de este camino.
No representa intereses de élites.
Representa al pueblo que quiere democracia, cultura, comunidad y bienestar.
No hablamos desde la ira; hablamos desde la esperanza.
No combatimos personas; combatimos sistemas injustos.
En MONAHO construimos nación, comunidad y conciencia.
Con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Es palabra y compromiso.

Muchas gracias.

Ciudad de México, 02 de Diciembre de 2025.